Es simplemente uno de mis autores favoritos. Se lo debo a mi mediohermana Camila. El texto es viejito, habrán nuevas noticias de Mundodisco a estas alturas.
¡Envidia! ¡Envidia negra, biliosa, ataúd con patas! ¿Y cómo no vamos a envidiar a Terry Pratchett, el archicreativo autor que se ha ocupado de redactar una de las series más reputadas de fantasía, burlándose del género. ¿Hay uno entre nosotros que no ha sentido los celos por no haber imaginado siquiera un mínimo rincón del extraordinario Mundodisco? Luego de trabajar como periodista, y agente de relaciones de plantas nucleares, Pratchett se dedicó a vender libros a tal grado, que en los noventa se convirtió en el autor vivo más vendido en Gran Bretaña.
Para conseguir un libro de Terry Pratchett, uno puede volar a Londres, por ejemplo, y luego tomar una conexión a Manchester, rentar un carro hasta Leicester, y una vez allí posicionarse en una calle cualquiera. Luego es sólo cuestión de accionar la manivela de una puerta elegida al azar, cruzar el jardín enmarañado, saludar a la vecina por encima de la cerca (es enana, es fea, parece hombre), abrir la otra puerta, es decir la trasera, ser recibido por un perro no enorme pero nada amable, cerrar a toda prisa una tercera puerta, de la cocina, para que el perro no nos siga mordiendo, cruzar la sala en dónde un hombre calvo con ojos paranoicos nos observa y ya ha cogido lo que parece ser una guitarra, para pegarnos con ella, pero siempre queda la posibilidad de abrir la cuarta puerta, que da a las escaleras, muy empinadas, de madera, y entonces subir, pasar al lado de una adolescente con camiseta de Green Day, y meterse en el primer cuarto, a la izquierda, y allí dirigirse hacia el anaquel, que estará lleno de libros de Terry Pratchett.
Es una forma de conseguir un libro de Terry Pratchett. Claro que uno puede ir también a Artemis y Edinter, y simplemente pedírselo a uno de los vendedores. Bien, llegaste: estás en Mundodisco.
El Mundodisco en el bolsillo
La fantasía regresó al mundo, en la forma de ediciones fastuosas, películas blockbuster, y millones, serios millones de dólares. Es el archinegocio del momento, el maldito lugar de moda. Magos, faunos, demonios a granel, geografías imaginarias…
Por supuesto, el primero que nos viene a la mente es el Harry Potter de J.K.Rowling. Ya se hablado tanto al respecto, que ni siquiera vamos a entrar allí.
Tolkien se volvió tan acreditado como cualquier astro de soccer. La fanaticada lo quiso saber todo acerca de la Tierra Media…
Después, le tocó el turno a otro autor inglés. Crónicas de Narnia, a pesar de ser una película desmoralizante, causó en las librerías un reflujo de ediciones de C. S. Lewis.
A todos estos mundos imaginarios podríamos acaso agregar el mundo de Terramar, de la excelente Ursula K. Leguin.
Y hay tantos más.
Y sin embargo, el más original de todos es ese buen Mundodisco, de Terry Pratchett. ¿Qué diablos es Mundodisco?
Podemos empezar por la definición fantástica: “una pizza geológica pero sin las anchoas”. Digamos que sobre la Gran Tortuga A´Tuin, que avanza por el espacio sin aparente destino, hay cuatro elefantes, Berilia, Tubul, Gran T´Phon y Jerakeen, y sobre los cuatro elefantes “descansa el disco del mundo, enguirnaldado por una enorme catarata a lo largo de toda su conferencia, y cubierto por la bóveda azul pálido del cielo”.
Y ahora podemos seguir por la definición no fantástica: Mundodisco es una serie literaria de Terry Pratchett que tiene en su haber más treinta títulos, y cuyo público son los jóvenes adultos –pero también los jóvenes, y también los adultos. La serie Mundodisco se ramifica en varias subseries, que van tramando un mundo poderoso, inagotable.
Algunos personajes de Mundodisco son (sólo algunos, siendo tantos):
Rincewind, un cuasimago, el principal. Lleva un hechizo poderosísimo oculto en el cerebro, que no sabe usar, pero aparte de eso, y una cierta tendencia políglota, no es en sí mismo muy interesante que digamos. Su filosofía consiste en huir, correr, salir huyendo.
Está el Equipaje, por supuesto. El Equipaje es un cofre o baúl mágico (está hecho de peral sabio) con cientos de patitas, que le permite desplazarse por doquier, en plan bulldozer. Es una criatura muy fiel. La mayor parte del tiempo está muy enojado, lo cuál lo convierte en peligroso depredador.
Otro personaje originalísimo de la serie es la Muerte. Es tan original que se presenta en forma de esqueleto, y otro detalle único es que lleva guadaña (duh).
Bibliotecario. El Bibliotecario, aparte de ser bibliotecario, es un orangután. Tiene a su cargo la Biblioteca de la Universidad Invisible.
Yaya Ceravieja. Bruja. Muy dada a la cabezología.
La ciudad principal de Mundodisco es Ankh–Morkpork. Hasta allí nos han transportado los zapatos vagabundos pratcheanos. Ankh–Morkpork cuenta con su Gremio de Asesinos y su Gremio de Ladrones, la reputada Universidad Invisible para taumaturgos (memo: dar una vuelta por la biblioteca.) (memo 2: no asustarse con el mono), también encontraremos el Palacio del Patricio (Lord Vetirani, amo y señor de la ciudad), el distrito de los Alquimistas, la Ópera. Algún crítico la describió como un “híbrido entre Nueva York y Londres”.
Mundodisco ha contado con la intervención de terceros, especialmente de dibujantes que han alimentado la mitología original de Pratchett. Dibujantes como Paul Kidby. Y especialmente, el ya difunto Josh Kirby. Del mismo dijo Pratchett: “Yo sólo inventé el Mundodisco. Josh lo creó”. En efecto, sus dibujos son hermosos. Aparte de capturar la esencia frenética de los libros de Pratchett, informan por derecho propio las imaginaciones Mundodisco.
Terry Pratchett no tiene miedo a los colaboradores. Junto al matemático Ian Stewart y el biólogo Jack Cohen, creó La ciencia de Mundodisco. Por demás, Stephen Briggs ha llevado el mundo literario de Pratchett a las tablas. Afuera de la serie Mundodisco, escribió por ejemplo Buenos presagios junto a Neil Gaiman.
Mundodisco es por un lado una sátira del mundo de la fantasía (lo comparan con el Hitchhiker´s Guide to the Galaxy, de Douglas Adam, que hizo lo mismo pero con la ciencia ficción). Por otro lado, Pratchett ironiza sobre la realidad, hasta desmantelarla por completo. Lo que queda de esta alquimia es un mundo absolutamente torpe y divertido, en forma de disco, sobre cuatro elefantes, sobre una tortuga.
MundoPratchett
Establezcamos las razones de la envidia.
Primera razón de la envidia. La biografía encomiable de Pratchett. Que incluye (además de las baterías): el haber publicado su primer cuento (The Hades Business) tan sólo trece años después de haber nacido en Buckinghamshire (1948); el haber visto su primer cadáver a las tres horas de haber iniciado su empleo como periodista; el haber presenciado cosas que nadie creería cuando laboró como relaciones públicas en la Central Productora de Electricidad (con sus tres plantas nucleares); el haber publicado esa extraordinaria novela en 1983, El color de la magia, primer título de la serie Mundodisco. Lo cuál nos lleva a:
Segunda razón de la envida. El color de la magia del dinero. Pratchett siguió regurgitando libros de Mundodisco hasta convertirse en uno de los autores más establecidos del UK. En Internet encontramos todos los datos:
En 1996, el diario The Times publica que Pratchett es el autor de más ventas en Gran Bretaña ese año.
Pratchett se convirtió de hecho en el autor vivo que más vendió en toda la década de los noventa, en Gran Bretaña, con más de diez millones y medio de libros.
En el 2003, vendió tanto que acaparó el 3.4% cientos de las ventas de ficción del mercado de su país.
En total, ha vendido unos veinte millones de libros, que han sido traducidos a veintisiete lenguas. Sus ventas anuales rebasan el millón de ejemplares.
Tercera razón de la envidia (opcional). Pratchett fue nombrado en 1998 Oficial de la Orden del Imperio Británico en el cumpleaños de la reina, “por sus servicios a la literatura”. Ha ganado importantes premios (el Gigamesh en varias ocasiones), el Locus, o el British SF.
Cuarta razón de la envidia. Sus obras han sufrido toda suerte de adaptaciones mágicas. Libros de cómics, teatro, televisión, animación, radio, un resto de videojuegos. Terry Gilliam (Miedo y asco en Las Vegas) posee los derechos de Buenos Presagios, amenaza con rodarla.
Quinta razón de la envidia. Las aficiones. Pratchett es un gran fanático y conservacionista de los orangutanes. Y al parecer de las plantas carnívoras. Y de Australia. Vive en Wiltshire, Inglaterra, con su esposa Lyn (1968), y su hija.
Sexta razón de la envidia. Aparte de todas las novelas de Mundodisco ha publicado más de una decena de libros aparte, como lo son la ya mencionada Buenos Presagios, El lado oscuro del sol, la trilogía de Johnny Maxwell, etc.
Última razón de la envidia. Terry Pratchett no es el que se encuentra en este momento encerrado en un cuarto, mientras una adolescente enfurecida con t–shirt de Green Day está tratando de botar la puerta. Terry Pratchett no está preguntándose como hará para driblarla, no, ni preguntándose cómo hará para bajar luego por las escaleras, no, y más allá esquivar al hombre calvo de los ojos paranoicos, y la guitarra amenazante, no, para después pasar a la cocina y no hacerse morder por el perro no amable, y entonces salir al jardín enmarañado sin espinarse la piel, y salir corriendo por la calle, y tomar un jodido taxi, y tomar un jodido avión, y volver a Guatemala, que nada tiene que envidiarle a, por ejemplo, ese lugar alucinante, Mundodisco.
¡Envidia! ¡Envidia negra, biliosa, ataúd con patas! ¿Y cómo no vamos a envidiar a Terry Pratchett, el archicreativo autor que se ha ocupado de redactar una de las series más reputadas de fantasía, burlándose del género. ¿Hay uno entre nosotros que no ha sentido los celos por no haber imaginado siquiera un mínimo rincón del extraordinario Mundodisco? Luego de trabajar como periodista, y agente de relaciones de plantas nucleares, Pratchett se dedicó a vender libros a tal grado, que en los noventa se convirtió en el autor vivo más vendido en Gran Bretaña.
Para conseguir un libro de Terry Pratchett, uno puede volar a Londres, por ejemplo, y luego tomar una conexión a Manchester, rentar un carro hasta Leicester, y una vez allí posicionarse en una calle cualquiera. Luego es sólo cuestión de accionar la manivela de una puerta elegida al azar, cruzar el jardín enmarañado, saludar a la vecina por encima de la cerca (es enana, es fea, parece hombre), abrir la otra puerta, es decir la trasera, ser recibido por un perro no enorme pero nada amable, cerrar a toda prisa una tercera puerta, de la cocina, para que el perro no nos siga mordiendo, cruzar la sala en dónde un hombre calvo con ojos paranoicos nos observa y ya ha cogido lo que parece ser una guitarra, para pegarnos con ella, pero siempre queda la posibilidad de abrir la cuarta puerta, que da a las escaleras, muy empinadas, de madera, y entonces subir, pasar al lado de una adolescente con camiseta de Green Day, y meterse en el primer cuarto, a la izquierda, y allí dirigirse hacia el anaquel, que estará lleno de libros de Terry Pratchett.
Es una forma de conseguir un libro de Terry Pratchett. Claro que uno puede ir también a Artemis y Edinter, y simplemente pedírselo a uno de los vendedores. Bien, llegaste: estás en Mundodisco.
El Mundodisco en el bolsillo
La fantasía regresó al mundo, en la forma de ediciones fastuosas, películas blockbuster, y millones, serios millones de dólares. Es el archinegocio del momento, el maldito lugar de moda. Magos, faunos, demonios a granel, geografías imaginarias…
Por supuesto, el primero que nos viene a la mente es el Harry Potter de J.K.Rowling. Ya se hablado tanto al respecto, que ni siquiera vamos a entrar allí.
Tolkien se volvió tan acreditado como cualquier astro de soccer. La fanaticada lo quiso saber todo acerca de la Tierra Media…
Después, le tocó el turno a otro autor inglés. Crónicas de Narnia, a pesar de ser una película desmoralizante, causó en las librerías un reflujo de ediciones de C. S. Lewis.
A todos estos mundos imaginarios podríamos acaso agregar el mundo de Terramar, de la excelente Ursula K. Leguin.
Y hay tantos más.
Y sin embargo, el más original de todos es ese buen Mundodisco, de Terry Pratchett. ¿Qué diablos es Mundodisco?
Podemos empezar por la definición fantástica: “una pizza geológica pero sin las anchoas”. Digamos que sobre la Gran Tortuga A´Tuin, que avanza por el espacio sin aparente destino, hay cuatro elefantes, Berilia, Tubul, Gran T´Phon y Jerakeen, y sobre los cuatro elefantes “descansa el disco del mundo, enguirnaldado por una enorme catarata a lo largo de toda su conferencia, y cubierto por la bóveda azul pálido del cielo”.
Y ahora podemos seguir por la definición no fantástica: Mundodisco es una serie literaria de Terry Pratchett que tiene en su haber más treinta títulos, y cuyo público son los jóvenes adultos –pero también los jóvenes, y también los adultos. La serie Mundodisco se ramifica en varias subseries, que van tramando un mundo poderoso, inagotable.
Algunos personajes de Mundodisco son (sólo algunos, siendo tantos):
Rincewind, un cuasimago, el principal. Lleva un hechizo poderosísimo oculto en el cerebro, que no sabe usar, pero aparte de eso, y una cierta tendencia políglota, no es en sí mismo muy interesante que digamos. Su filosofía consiste en huir, correr, salir huyendo.
Está el Equipaje, por supuesto. El Equipaje es un cofre o baúl mágico (está hecho de peral sabio) con cientos de patitas, que le permite desplazarse por doquier, en plan bulldozer. Es una criatura muy fiel. La mayor parte del tiempo está muy enojado, lo cuál lo convierte en peligroso depredador.
Otro personaje originalísimo de la serie es la Muerte. Es tan original que se presenta en forma de esqueleto, y otro detalle único es que lleva guadaña (duh).
Bibliotecario. El Bibliotecario, aparte de ser bibliotecario, es un orangután. Tiene a su cargo la Biblioteca de la Universidad Invisible.
Yaya Ceravieja. Bruja. Muy dada a la cabezología.
La ciudad principal de Mundodisco es Ankh–Morkpork. Hasta allí nos han transportado los zapatos vagabundos pratcheanos. Ankh–Morkpork cuenta con su Gremio de Asesinos y su Gremio de Ladrones, la reputada Universidad Invisible para taumaturgos (memo: dar una vuelta por la biblioteca.) (memo 2: no asustarse con el mono), también encontraremos el Palacio del Patricio (Lord Vetirani, amo y señor de la ciudad), el distrito de los Alquimistas, la Ópera. Algún crítico la describió como un “híbrido entre Nueva York y Londres”.
Mundodisco ha contado con la intervención de terceros, especialmente de dibujantes que han alimentado la mitología original de Pratchett. Dibujantes como Paul Kidby. Y especialmente, el ya difunto Josh Kirby. Del mismo dijo Pratchett: “Yo sólo inventé el Mundodisco. Josh lo creó”. En efecto, sus dibujos son hermosos. Aparte de capturar la esencia frenética de los libros de Pratchett, informan por derecho propio las imaginaciones Mundodisco.
Terry Pratchett no tiene miedo a los colaboradores. Junto al matemático Ian Stewart y el biólogo Jack Cohen, creó La ciencia de Mundodisco. Por demás, Stephen Briggs ha llevado el mundo literario de Pratchett a las tablas. Afuera de la serie Mundodisco, escribió por ejemplo Buenos presagios junto a Neil Gaiman.
Mundodisco es por un lado una sátira del mundo de la fantasía (lo comparan con el Hitchhiker´s Guide to the Galaxy, de Douglas Adam, que hizo lo mismo pero con la ciencia ficción). Por otro lado, Pratchett ironiza sobre la realidad, hasta desmantelarla por completo. Lo que queda de esta alquimia es un mundo absolutamente torpe y divertido, en forma de disco, sobre cuatro elefantes, sobre una tortuga.
MundoPratchett
Establezcamos las razones de la envidia.
Primera razón de la envidia. La biografía encomiable de Pratchett. Que incluye (además de las baterías): el haber publicado su primer cuento (The Hades Business) tan sólo trece años después de haber nacido en Buckinghamshire (1948); el haber visto su primer cadáver a las tres horas de haber iniciado su empleo como periodista; el haber presenciado cosas que nadie creería cuando laboró como relaciones públicas en la Central Productora de Electricidad (con sus tres plantas nucleares); el haber publicado esa extraordinaria novela en 1983, El color de la magia, primer título de la serie Mundodisco. Lo cuál nos lleva a:
Segunda razón de la envida. El color de la magia del dinero. Pratchett siguió regurgitando libros de Mundodisco hasta convertirse en uno de los autores más establecidos del UK. En Internet encontramos todos los datos:
En 1996, el diario The Times publica que Pratchett es el autor de más ventas en Gran Bretaña ese año.
Pratchett se convirtió de hecho en el autor vivo que más vendió en toda la década de los noventa, en Gran Bretaña, con más de diez millones y medio de libros.
En el 2003, vendió tanto que acaparó el 3.4% cientos de las ventas de ficción del mercado de su país.
En total, ha vendido unos veinte millones de libros, que han sido traducidos a veintisiete lenguas. Sus ventas anuales rebasan el millón de ejemplares.
Tercera razón de la envidia (opcional). Pratchett fue nombrado en 1998 Oficial de la Orden del Imperio Británico en el cumpleaños de la reina, “por sus servicios a la literatura”. Ha ganado importantes premios (el Gigamesh en varias ocasiones), el Locus, o el British SF.
Cuarta razón de la envidia. Sus obras han sufrido toda suerte de adaptaciones mágicas. Libros de cómics, teatro, televisión, animación, radio, un resto de videojuegos. Terry Gilliam (Miedo y asco en Las Vegas) posee los derechos de Buenos Presagios, amenaza con rodarla.
Quinta razón de la envidia. Las aficiones. Pratchett es un gran fanático y conservacionista de los orangutanes. Y al parecer de las plantas carnívoras. Y de Australia. Vive en Wiltshire, Inglaterra, con su esposa Lyn (1968), y su hija.
Sexta razón de la envidia. Aparte de todas las novelas de Mundodisco ha publicado más de una decena de libros aparte, como lo son la ya mencionada Buenos Presagios, El lado oscuro del sol, la trilogía de Johnny Maxwell, etc.
Última razón de la envidia. Terry Pratchett no es el que se encuentra en este momento encerrado en un cuarto, mientras una adolescente enfurecida con t–shirt de Green Day está tratando de botar la puerta. Terry Pratchett no está preguntándose como hará para driblarla, no, ni preguntándose cómo hará para bajar luego por las escaleras, no, y más allá esquivar al hombre calvo de los ojos paranoicos, y la guitarra amenazante, no, para después pasar a la cocina y no hacerse morder por el perro no amable, y entonces salir al jardín enmarañado sin espinarse la piel, y salir corriendo por la calle, y tomar un jodido taxi, y tomar un jodido avión, y volver a Guatemala, que nada tiene que envidiarle a, por ejemplo, ese lugar alucinante, Mundodisco.
1 comentario:
Siempre he querido leer a Pratchett pero el Mundodisco son tantos libros que no sé por cual comenzar. Buena crónica, quiero descubrir en qué se parece Guate con ese mundo.
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