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Muertos incómodos (falta lo que falta)


Me gusta leer a Paco Ignacio Taibo II (y me gustó mucho leer las memorias de su padre). Ésta es una reseña de un libro que escribió él conjuntamente con el Subcomandante Marcos. Apareció en Siglo XXI.

Extravagancia es que se junten Barney, Osama Bin Laden, y Vásquez Montalbán (y además Pepe Carvalho) en una misma novela. Y extravagante ha sido la colaboración literaria, entre el Subcomandante Marcos y Paco Ignacio Taibo II, en el libro Muertos incómodos (falta lo que falta), que ha hecho posible este menjurje.

Lo de Montalbán es un superguiño, y orgánico, puesto que Montalbán es tanto de Taibo, vía el policiaco, como del Sup, vía la política, dando de resultado este policiaco político que se viene reseñando. En realidad es como reseñar dos libros, que sin embargo, y logradamente, son el mismo.

Las novelas en colaboración son más difíciles que dejarse sacar las uñas en una sesión de tortura, digamos generalmente. ¿Cómo hicieron estos dos para sacar el brete, comunicar? Se podría hacer otra novela negra con semejante interrogación. Por de pronto, Muertos incómodos es una cosa que avanza, delicada en su arquitectura, pero de lenguaje corriente, lo cuál hace el secreto. Salvo el final, por lo pelos. Pero en lo que se llega allí, la historia baja a los intestinos del 68 mexicano, se hunde en la selva chiapaneca, en los puros dominios del EZLN, y concede mención especial al caos preelectoral mexicano de los últimos años.

Lo que queda claro es que se alternaron los capítulos: los pares del Taibo, los otros del Sup, selva y ciudad, indio y chilango, punto y contrapunto final.

Aunque a decir verdad, la novela toma lugar sobre todo en el terreno de Taibo, es decir en el DF, el “monstruo”. Ya se sabe que es un escritor maestro y sus brochazos urbanos magistrales, de la mano de un detective por lo menos choco y rengo, su famoso Héctor Belascoarán, con prosa prosaica y ese humor que zopilotea alrededor de la alcantarilla política mexicana.

De la parte del Sup se puede decir toda una serie de cosas. Resulta ser que el Sup es un escritor que ya quisieran los escritores. El Sup, si no le adelanta el asunto de la guerrilla, bien podría ganar sus pesitos con un procesador de palabras. Incluso cuando se pone sermoneante, definidor del mal, manifestante, proclamador, zapatista, pues. Lo más curioso de su lado de la novela es cómo el escritor Sup escribe sobre el personaje Sup sin por ello asumirse como narrador Sup, dejando un vacío bonito, interesante. Ésta y otras intervenciones posmodernas caracterizan su relato. Los guatemaltecos sentirán muy cercano el lenguaje de su personaje Elías, de Chiapas, que es un clásico que da para más, y representa al indio extraterrestre en una ciudad aún más extraterrestre todavía.

En general, un poco más de grandeza literaria se le nota al Taibo, pero tampoco por mucho, sin humillaciones. El Sup sale parado, no es para menos.

Una cosa más: las regalías de este libro irán a Chiapas, que es como decir que van a Guatemala. Se aprecia por demás el verso de Alaíde Foppa… Tantos muertos, y en efecto, todos incómodos.


Ficha técnica:
Muertos incómodos (falta lo que falta)
Subcomandante Marcos, Paco Ignacio Taibo II
Planeta
235 págs.

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