Francis Dávila: para largo

Francis es buen cuate. En una época, nos manteníamos siempre juntos. De esa época, asumo, es este texto, presentando por lo que se ve un toque suyo.



Si hubiera que señalar a un dj entre la decena que decide la suerte de la música electrónica en el país, el primero a tomar en cuenta sería sin duda Francis Dávila. Francis sigue imantando a su público con sets que por igual agrupan los retumbos atmosféricos del progressive house, las células enardecidas del breakbeat, los sonidos aterciopelantes de la Naked Music, y en plano general todas esas canciones que selecciona su calculado criterio. Cada vez se da más cuenta que la victoria de un dj consiste, no en acoplarse a los trends músicales que resume la industria, o tocar las canciones, peor aún, que todos tocan, sino en ser fiel a una libertad privada. Asimismo, Francis no está interesado en trepanar vulgarmente a los asistentes, sino, como él mismo dice, en contarles una historia. Zurcir una atmósfera como el pintor el cuadro. Esto pues cuenta con un alto respeto por la gente que lo va a escuchar, sin por ello olvidarse y transigir. Pues Francis también toca para sentirse él mismo mejor, que es lo menos que se le puede pedir a un dj. Esta vez, nos regala a su público un extended set, mezcla de matices y sobresaltos, y por encima de todas las cosas y de todo, una historia, una historia para no dormir.