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Blanquísimas angustias




Hace rato que no leía nada del sujeto Villalobos, más allá de sus textos ocasionales en fb, siempre serenos. Pero me ha dado recientemente su nuevo libro de poemas –esos sutiles aguafuertes– llamado “Los demás”, y lo he leído.

Eduardo Villalobos (1974) es un sujeto tranquilo y discreto. Que yo sepa, nunca ha tenido que vender su propia sangre para ingresar a un certamen de Juegos Florales. Pero siendo tan discreto, es tan real como cualquiera.

Sobre todo es un sujeto sensible. Desde esa sensibilidad suya va rindiendo tantos momentos conmovedores, efectos poéticos relucientes y revelacionales. Sus poemas llevan trabajo y concepción, se nota, están siempre bien clausurados y resueltos. No tiene el esfínter, el metáforico, demasiado laxo, no hay fuegos artificiales, tremendismos, malabarismos, de ninguna especie: no los necesita.

Sí son, sus poemas, cadenciosos, de preciada manera melódicos. Apreciamos en ellos la visualidad y el ritmo diagramante que se va formando entre el silencio y la palabra, entre el espacio y lo impreso, y que deja arquitecturas verbales buriladas en música. También apreciamos lo mucho que sus poemas son historias (mucho de prosista, en este poeta). Si el sujeto Villalobos tomó estas historias de la realidad o la ficción, no importa. Reales son.

“Los demás” es algo más que una mera recopilación de poemas dispersos (como no pocos poemarios, todo el tiempo). Es un viaje completo. Una obra, pues. Pródiga en escenas efímeras y eternas, que suceden en lo multiplicado del espacio. El sujeto Villalobos tiene la capacidad de meterse muy dentro de muchos seres muy distintos, por medio de la atestiguación profunda, y contemplar sus mundos contextuales y además los interiores, emocionales, sus blanquísimas angustias.

Mirada, la del sujeto Villalobos, que captura lo trágico de lo periódico, en el caleidoscopio de escamas de la realidad. Poemas de lo público, pero escritos, se nota, en la pura intimidad poética. Acontecimientos de la ciudad nuestra, quieta o en movimiento, que el poeta exprimió metafóricamente. Es el Villalobos urbano, de esa ciudad suya que  conoce y observa y absorbe y es cruel. La ciudad diaria o nocturna, bien o ya lumpen, ardiente y sin esperanza.

“Los demás” es pronto un pequeño clásico de nuestra poesía. Se pregunta uno si este libro será leído, porque eso: debería ser leído.
             

1 comentario:

Centro Pen Guatemala dijo...

Felicitaciones al poeta y amigo Villalobos por su labor poética y editorial y felicitaciones por ese bello comentario. Y a seguir soñando con las letras. Abrazos fraternales, Chente.

 
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