“Gracias amigos y amigas por
estar aquí. Espero que la vayan pasando bien. Cierto que la velada tiene que
ver conmigo y mi libro, pero uno solo es uno, y ustedes muchos más, así que la
velada es lógicamente y más bien y sobre todo de ustedes. Mishad me pidió que
leyera un extracto de la obra, y eso me dispongo a hacer, pero no sin antes dar
un par de agradecimientos. Empecemos con los dos lucidos presentadores de la
noche: Jessie Álvarez, a quien apreciamos por su brasa docente y su cerebro
despierto; y Juan Pensamiento, cuyo talento y amistad son de importancia
crítica. Quiero dar las gracias a La Erre, que es como mi casa, y al señor
Andrés Asturias: no me parece desproporcionado decir que Andrés Asturias es hoy
el activista cultural más interesante que hay en el país. Sobre todo agradecer
a la propia Mishad y su sello y su familia editora y su equipo y colaboradores.
Hay que ver el nivel de diseño, de entrega, de inspiración y de energía con que
Mishad hace sus cosas, y no vayan a creer que con ello se está haciendo
millonaria. Nadie se está haciendo millonario aquí. Si algo, se van los
recursos, se van las fuerzas, se van las horas. Pero eso no importa porque la
palabra nos da convicción y alguna integridad. En el caso de Mishad y de todos nuestros
heroicos editores independientes, hay una motivación extremadamente única y
valiosa de crear un espacio, un mandala interesante para la literatura, y por lo
mismo es que me acerqué a ella. La verdad es que yo prefiero por mucho una
editorial emergente, energética, viva, votiva, que una editorial grande y
multinacional, de panteón e impersonal, en donde se pierde muy pronto el
flirteo literario, la fricción imaginante, la liminalidad creativa. Yo los
invito en ese espíritu a que no conviertan este Festival de la Valiente en otro
commodity cultural, a que no lo den por sentado, pues, sino lo vayan apoyando
año tras año. Pues bien: antes que yo termine colgado de un vasto árbol de sílabas,
en alguna de las maceradas calles de Guatesádica, leeré un extracto de mi libro
Un rencor puro y perfecto. El libro –como
ya verán los que suelten el billete, y lo terminen comprando– está dividido en
minicapítulos. Aquí, un momento del capítulo 15 de la primera parte…”
obra
crítica
maurice
echeverría
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